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Saludos y oraciones

¿Cuáles son las oraciones tradicionales del Oratorio Mariano?

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Saludos marianos

Saludo de la mañana

1.Te venimos, Madre, alegres a saludar por este nuevo día que nos regalas en tu Oratorio, para amarte y crecer con más fuerza. Haz, Madre, que el héroe y el santo nazcan en nosotros con vigor impetuoso, para crear un clima mariano donde reine la confianza en Ti y el amor fraternal.

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2.Tu vida, Madre de Nazaret, sencilla, familiar y confiada, queremos repetirla en nuestro día normal de trabajo. Esperamos vivir como Tú cuando trabajabas y sonreías sirviendo a todos, siempre con la fe y la confianza que Dios es el que obra a través de nosotros, venciendo la tempestad y la fuerza arrolladora de la masa de los hombres. En tu Oratorio como en Nazaret, empezamos el día confiando en Ti.

 

3.La mañana llena de vida se levanta por todas partes, y nosotros, Madre, vamos a seguir la lucha por crear en todas partes el clima de tu propia vida, para que otros descubran en nuestra vida, tu pureza y tu alegría, para que mirándonos, descubran en nosotros la misma confianza que Tú ponías en Jesús. Desde tu Oratorio, alegres iremos juntos a luchar.

 

4.Creemos firmemente en nuestra gran tarea a la que Tú nos convidaste, de crear tu clima mariano y hacer así posible una inmensa primavera en la Iglesia y en el mundo, explotando en vida por todas partes, con tu misma vida auténtica, en nosotros y en los demás, en formas variadas y diversas, como las flores distintas de un vergel en la inmensa variedad y multiformidad de la vida.

5.Mis hermanos y yo pondremos juntos las manos al arado, para limpiar y abrir con fuerza comprometiéndonos de veras con esas metas de vida que nos harán distintos del montón. Madre, Tú nos sonríes y en tu Oratorio pones tu confianza en nosotros, en una nueva mañana de amor y confianza.

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Saludo del medio día

 

1.Madre, ahora que el sol está ya en el mediodía, te volvemos a saludar, porque sin Ti la jornada pierde su valor y la fuerza de tu clima decae infaliblemente. En tu Oratorio nos juntamos espiritualmente, hambrientos del pan diario, pero también hambrientos de Cristo, para no perder el camino que comenzamos.

 

2.Tu Oratorio es como una fragua, allí la verdad nos quema, nos quema aunque duela. Nos quema de todo lo malo y no auténtico que corrompía tu clima. Ahora nos preguntamos con sinceridad, ¿Cómo cumplimos nuestras metas que libremente hemos escogido? Las escogimos por confiar en Ti, solos tomamos ese compromiso, nadie nos obligó. Porque quisimos avanzar y no quedarnos atrás, por eso las tomamos. Ahora, aunque duela y cueste, te damos cuenta de nuestra obligación.

 

3.Tu ejemplo es bien claro, y por ser bien hombres / mujeres no queremos quedarnos atrás. Tu fuiste capaz de vencer la, flojera y el ansia de dejarse llevar. En esta hora difícil del día te pedimos, Madre, que nuestro combate no decaiga. Por eso entramos de nuevo en tu Oratorio, a pedirte, pero también a ofrecerte esa fuerza para seguir tu camino.

 

4. Jesús, un Viernes Santo libraba la batalla más importante de su vida a esta misma hora; aunque me cueste, Madre, aunque rechinen mis huesos, yo me entrego ardientemente a Ti, como respaldo humano abundante y comprometedor; para que Tú te quedes para siempre en nuestro Oratorio, ese sea el respaldo divino que Dios ponga en mí. Ahora llegó la hora del amor verdadero, que quema como el fuego. Yo me entrego a tu camino, libremente yo me entrego.

 

Saludo del atardecer

 1. El sol avanza poniendo de rojo la tarde, una delicada despedida nos regala el Padre Dios. Queremos saludarte y cantar alegres, porque eres más bella que la tarde y más que las estrellas o que la luna vespertina. Llenos de amor y confianza, le agradecemos a Dios que te hizo tan bella. Nuestro Oratorio eleva su canto alegre de la tarde por ti, Madre, Patrona y Reina, por ti cantamos.

 

2. No creas, Madre que no podrás confiar en nosotros, por Ti se despiertan nuestras mejores fuerzas y alabamos la pureza y el amor que Dios puso en Ti. Con todo empeño renovamos nuestro pacto en esta hora de la tarde, diciéndote que te pertenece lo mejor de nuestro corazón, diciéndote que puedes confiar en nuestra respuesta de amor.

 

3. Ha llegado la hora del amor, en que los que se aman funden sus corazones. Nosotros fundimos contigo nuestra vida y nuestro amor en la confianza mutua. Nosotros confiamos en Ti y Tú puedes confiar también en nosotros. Y en prueba de que no nos quedamos en palabras ni en puros latidos vacíos, te entregamos el esfuerzo por andar rumbo de esas metas con que formamos el clima de tu propia vida.

 

4. Quieres formar una comunidad mariana en tu Oratorio una familia donde Tú reines suavemente con tu íntegra fuerza de mujer sin pecado, mujer inmaculada; donde tu mismo espíritu fluya confiadamente en el ambiente de esta familia. En el Oratorio haces nacer nueva vida, donde hermanos se respetan y confían mutuamente, luchando codo a codo por un mundo auténtico, en esta hora de la tarde, anhelamos su aparición.

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Saludo de la noche

1. Elevamos nuestro corazón, alabándote admirados a Ti, Dios creador que actuaste hoy día a través de nosotros. A Ti que eres un solo Dios en tres Personas distintas. A Ti, Padre, porque nos diste la vida. A Ti, Hijo del Padre Dios, porque nos sacaste adelante regalándonos a Tu Madre, María. A Ti, Espíritu Santo, amor entre el Padre y el Hijo, porque nos llenaste de tu amor y de tu fuerza, porque nos hiciste anhelar fuertemente cumplir nuestra gran Tarea para que ocurra una primavera llena de tu Espíritu. Te alabamos agradecidos, Santísima Trinidad, que seamos unidos como Tú ahora y siempre. Amén.

 

2. En esta noche volvemos, Madre, a saludarte y Ti que estuviste alentándonos a salir adelante aún en momentos en que ya queríamos doblarnos. Tú, Madre, como Virgen llena de pureza, nos estuviste mostrando que lo impuro corrompe nuestra gran Tarea. Nos mostraste tu amor maternal en el confiamos ciegamente, ahora vamos al descanso iremos contigo ahora y hasta el fin.

 

3. Examinamos nuestra conciencia y vemos muchas fallas y lagunas de lo que podríamos haber hecho, y no hicimos por dejación, por flojera y cobardía. (Pausa de reflexión) Te pedimos perdón, Madre, extiende sobre nosotros tu manto benigno y bajo tu amparo de Madre vamos ahora a descansar y a renovar mañana con fuerza la lucha por nuestra gran Tarea.

 

4. Despertaremos como nuevos y descubriremos las señales que Tú harás por medio de nosotros que se cumpla nuestra gran Tarea. Una Iglesia llena de vida, como la primavera, será la renovación de la única Iglesia de Cristo. Mientras dormimos confiados, el Señor que lo gobierna todo, irá suavemente realizando lo que nosotros no pudimos por nuestras fuerzas débiles y apartará el mal de nuestros pasos, mientras confiados nos entregamos a Ti.

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ORACIÓN DEL PACTO DE CONFIANZA MUTUA

 Unidos espiritualmente en el Oratorio, con mis hermanos, quiero decirte, Madre, Patrona y Reina mía, que yo confío en Ti, confío de todo corazón que Tú me ayudarás a salir adelante desde mi Oratorio. Te entrego mi alma, mi vida y mi cuerpo; yo paso a ser cosa y posesión tuya; soy tu operario (a), por medio de quien Tú puedes transoperar en el mundo y en la Iglesia. Por eso mis ojos son tuyos, mis labios y mis manos son tuyos; mi inteligencia, mi voluntad y mi corazón; toda mi vida es tu propiedad. Guárdame y defiéndeme peligro y de la masa. Madre mía, úneme a Jesús, que es el único Salvador, ya sin El nada podemos hacer para alcanzar nuestra meta. Ayúdame, junto a mis hermanos, a cumplir lo que Dios quiera. Amén. 

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El Santo Rosario

Como rezar el Rosario paso a paso:

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1. Iniciar el Rosario con la “Señal de la Cruz”

2. Rezar el “Credo de los Apóstoles”

3. Orar el “Padrenuestro”

4. Tres “Avemarías”

5. Rezo del “Gloria”

6. Anunciar el primer misterio, seguidamente el “Padrenuestro”.

7. Rezar diez “Avemarías”

8. Rezar un “Gloria” y la oración de la Virgen de Fátima

9. Anunciar el segundo misterio, luego el “Padrenuestro”.

10. Repita los pasos 7 y 8, y continuar con el tercero, cuarto y quinto misterio.

11. Rezar la “Salve” y

12. “Oración después del Rosario”

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LOS MISTERIOS DEL ROSARIO

Misterios Gozosos (lunes y sábado)

1. La Encarnación del Hijo de Dios

2. La Visitación de nuestra Señora a su prima Isabel

3. El nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén

4. La presentación de Jesús en el Templo

5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo

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Misterios Dolorosos (martes y viernes)

1. La oración de Jesús en el Huerto

2. La flagelación de Jesús atado

    a la columna

3. La coronación de espinas

4. Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario

5. La crucifixión y muerte de Jesús

 

Misterios Gloriosos (miércoles y domingo)

1. La Resurrección del Hijo de Dios

2. La Ascensión del Señor al cielo

3. La venida del Espíritu Santo

4. La Asunción de María al cielo

5. La Coronación de María como Reina y

Señora de todo lo creado

 

Misterios Luminosos (jueves)

1. El Bautismo en el Jordán

2. Las bodas de Caná

3. El anuncio del Reino de Dios

4. La Transfiguración

5. La instauración de la Eucaristía

 

ORACIONES DEL ROSARIO

La Señal de la Cruz:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

El Credo de los Apóstoles:

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

 

El Padrenuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

 

El Avemaría

Dios te Salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

 

El Gloria

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Oración de Fátima

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

 

La Salve

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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Oración después del Rosario

Oh Dios, cuyo Hijo unigénito, por su vida, muerte y Resurrección nos ha merecido el premio de la bienaventuranza eterna, concédenos a quienes meditamos los misterios del Santísimo Rosario de la Virgen María, imitar lo que en ellos se contiene y alcanzar lo que prometen, por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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Angelus

El Ángel del Señor anunció a María.

Y concibió por obra del Espíritu Santo.

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Dios te salve, María…

 

He aquí la esclava del Señor.

Hágase en mí según tu palabra.

 

Dios te salve, María…

 

Y el Verbo se hizo carne.

Y habitó entre nosotros.

 

Dios te salve, María… Santa María…

 

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro señor Jesucristo. Amén.

 

Oremos:

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…(tres veces)

Bendita sea tu pureza

Bendita sea tu pureza

y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

A Ti, celestial Princesa,

Virgen Sagrada María,

yo te ofrezco en este día

alma, vida y corazón.

Mírame con compasión,

no me dejes, Madre mía.

Amén.

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